Mirada.03.

Dicen que tras una mirada se esconden cientos de historias

¡Cuanta verdad hay en esa frase¡

¿Podéis imaginar la cantidad de historias que puede contar este señor?

Historias para escribir cien libros que serían éxitos de ventas en occidente.

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Una idea recorría mi mente en aquellos días, quería hacer fotografías de los arrozales, no quería abandonar Camboya sin haber retratado uno de sus campos, a pesar de no ser la mejor época ya que cuando más bonitos están los arrozales son tras la época de lluvias (volveré tras la época de lluvias, pronto).

Caminaba por una carretera que dividía en dos un llano con arrozales a ambos lados, estaba buscando alguna persona que me diese permiso para entrar en su campo, me topé con este señor, jamás olvidaré su amabilidad, me invitó a su casa, me presentó a sus hijos y me ofreció su agua , yo no era nadie y me lo ofreció todo, emociona pensar que la humanidad no está perdida, todo lo contrario.

Por cierto, el sombrero era mío, no es camboyano, es el típico sombrero vietnamita, mi amigo me pidió el sombrero para hacerle el retrato, y así lo hice.

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Le expliqué en una mezcla de inglés y camboyano (diccionario en mano) que quería fotografiar un campo de arroz, sin dudarlo me invito a seguirle , tuvimos que atravesar un canal de agua al cual casi me caigo con todo el equipo fotográfico (prefiero no pensarlo)

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Llegamos al arrozal en el que traté de averiguar datos sobre cómo se siembra el arroz, pero lamentablemente ni yo hablaba Camboyano ni él hablaba inglés.

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Allí estaba su hermano, trabajando con una «mula» mecánica, cómo podéis observar y a pesar del calor va totalmente cubierto de ropa, yo pensaba que era para protegerse del sol, más tarde, mi amiga Geraldine me explicó que en los arrozales hay muchas serpientes y que muchas personas mueren trabajando en sus campos, y que por ello se cubren como «medida de precaución» .

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Caminando por este montículo que delimitaba las parcelas, escuchamos un ruido, algo había movido el verde, el amable camboyano se giró y me hizo dos gestos, el primero, moviendo el brazo me dejó claro que había sido una serpiente, en el segundo gesto, mi amigo levantó su dedo índice y lo paseó por el cuello de lado a lado, como queriendo decir, que si nos hubiese cogido, nos pica y nos mata, tal cual.

(Si te gusta alguna de estas imágenes y/o vas a usarlas para una publicación no las cortes ni elimines las marcas de agua, estas imágenes tienen propietario intelectual)

©santosorasio 2014. All Rights Reserved.

 

Un comentario en “Mirada.03.

  1. Sin duda, una experiencia impactante. Cuando alguien te ofrece lo que tiene, todo lo que tiene, da igual que sea poco o mucho. Siempre he oido eso de que quien da lo que tiene no está obligado a más. En el caso de esta historia, una persona ofrece lo que tiene, lo que es, a un nómada. No se puede ser más grande.
    Saludos,

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