En la vida, hay experiencias, personas, objetos o lugares que se vuelven inolvidables, el día de ayer fué uno de ellos, tuve la fortuna de oler la esencia de ese perfume, una  maravillosa fragancia con olor a gloria bendita.

He de decir que en los últimos tiempos tengo que estar agradecido a la providencia, pues me está regalando la posibilidad de conocer a gente maravillosa, con duende, cada uno de ellos, a su manera, muy especial para mí.

Ayer me fué inevitable sentir cierta melancolía, en breve se inicia un nuevo proyecto lleno de más luz que nunca, muy ilusionante y con unas expectativas a todos los niveles muy altas. Un proyecto laboral-vital que me permitirá la evolución en todas las áreas, una evolución curiosamente esperada por muchas personas de mi entorno.

Ese sentimiento mezcla de melancolía y alegría extrema me vino de repente al tener la suerte de disfrutar del atardecer que adjunto, fué como un flechazo repentino, «algo magnífico está por venir» es lo que esa escena quiso decirme en ese momento.

Cómo decía en alguno de los párrafos de arriba, la vida me está regalando el encontrarme con personas maravillosas, especiales y ya sabéis lo que ocurre cuando te arrimas a gente especial, que se crean momentos especiales, la semana pasada viví varios, ayer se produjo una homérica concatenación de momentos inolvidables (hay que cuidar el castellano, cojones) , una jornada inolvidable.

Es verdad que muy pronto me voy, pero me voy para volver, siempre haré un hueco para volver a Málaga, hay mucha gente muy especial que queda aquí,  y no me da la gana de perder ni un ápice de contacto con ninguno de ellos. Siempre tendréis un hueco en mi corazón, habéis hecho despertar sentimientos maravillosos en mí, sensaciones que hacía años que no experimentaba, por todo ello, GRACIAS.

Mi futuro está totalmente ligado a Málaga, no os quepa la menor duda.

Hasta muy pronto.

Pd. Precaución al contemplar un atardecer, puede que te esté mandando un mensaje 😉