Hace algún tiempo paseando cerca de casa me topé con un Citroen dos caballos abandonado al que saqué algunas fotografías.
Siempre me ha parecido que aquello que está descuidado, inutilizado o roto es muy fotogénico y quizá sea por la nostalgia que transmite.
La fotografía la realizé con un 300 mm con el diafragma lo más abierto posible f2,8 para centrar la atención en el retrovisor.
Siempre me ha apetecido entrar en una fábrica abandonada o en un desguace ya que creo que son lugares en los que se podrían sacar reportajes muy interesantes.
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