El pasado verano fuí al camino de Santiago y esta foto corresponde a la llegada a Portomarín tras cruzar el río Miño después de andar unos 20 kilómetros.
Uno de los trucos que existen al fotografiar es el del encuadre, en este caso usé el arco de entrada a la ciudad para enmarcar a esos caminantes que iban delante de mí, por cierto mereció la pena cargar todo el camino con la cámara.